La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, a la derecha, abraza a Creuza Maria Oliveira, Presidenta de la Federação Nacional das Trabajadoras Domésticas en 2011. / AP |
Sin normas claras que obligaran a los patronos a ofrecerles condiciones
dignas de un trabajador moderno, hasta la fecha vivían a merced de la buena
voluntad de las familias que las contrataban.
Se calcula que antes de la ley sólo un 30% de los por lo menos diez
millones de esas trabajadoras recibía un salario mínimo y se les respetaban las
48 horas de trabajo semanales.
La nueva ley es muy severa y se calcula que por lo menos un millón de
familias tendrá que despedir a sus empleadas por falta de recursos para cargar
con las condiciones laborales que ahora se exigen. La norma es tan completa, y
a veces tan compleja, que las familias han tenido que recurrir a los abogados
para poder ponerse al día en sus deberes con la empleada. El diario Folha de São Paulo llegó a responder a 60 dudas presentadas por los lectores sobre la
ley.
La labor de la empleada del hogar es diferente de la que trabaja en un
comercio, una oficina o una fábrica. A veces los horarios son muy variados.
Algunas familias necesitan de ellas por las noches o en los fines de semana.
Las hay que viven las 24 horas en familia, donde reciben alimento y habitación.
Se da hasta el caso de las empleadas de las empleadas, las mujeres que trabajan
en una familia el día entero y necesitan pagar a una niñera para que cuide del
hijo o los hijos pequeños ya que en Brasil el 90% de las escuelas públicas son
de media jornada. Esas empleadas no podrán contratar ahora a niñeras, ya que
bastan tres jornadas de trabajo semanales para crear vínculo de trabajo laboral
con todos los derechos –salario mínimo y regularización-, algo imposible de
soportar para quién gana un sueldo base.
Las empleadas del hogar podrán trabajar sólo 44 horas semanales. No se permitirá
cubrir más de dos horas extras diarias que deberán ser pagadas con un aumento
del 50%. Tendrán derecho a la paga extraordinaria de Navidad y a un mes de
vacaciones remuneradas. Junto a ello, la familia tendrá que pagar los derechos
de la seguridad social, el Fondo de garantías del trabajador y el seguro de
desempleo.
Para las madres que tengan niños en la guardería deberán pagársela donde no
tengan posibilidades de acudir a una guardería pública. Tendrán licencia
maternidad, y en caso de despido no justificado deberá abonárseles el 40% del
Fondo de garantía.
La ley es tan meticulosa que, por ejemplo, la empleada que pase el día
entero en familia, acabada su jornada de trabajo, no podrá realizar actividad
alguna, ni siquiera ayudar a poner la mesa y deberán descansar por lo menos 24
horas seguidas a la semana.
En cuanto al horario nocturno, desde las ocho de la noche a las seis de la
mañana, además de ser pagadas con un 50% más, serán contabilizadas como 52
minutos y 30 segundos cada una.
Hay algo que es cierto: en las familias, en la calle y en los bufetes de
los abogados no se habla hoy de otra cosa en Brasil. Hace ya un tiempo, el
exministro de Economía Delfim Neto tuvo que pedir públicamente perdón, por
haber afirmado que dentro de poco, en Brasil las domésticas de hogar serían “un
animal en extinción”.
No lo van a ser. Serán trabajadoras, la mayoría de color y sin estudios,
con todos los derechos laborales y ya nadie podrá tratarlas como antaño a las
esclavas, ni los restaurantes de lujo obligarán a estas mujeres que acompañan a
veces a sus patronos con los niños, a tener que ir uniformadas “para no
confundirlas con la familia”, como se suele alegar. La nueva norma, con todas
sus críticas y posibles complicaciones jurídicas, es una de las mayores
conquistas sociales de este país en muchos años.
JUAN ARIAS Río de Janeiro 12 ABR 2013 - 15:48 CET
JUAN ARIAS Río de Janeiro 12 ABR 2013 - 15:48 CET
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