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Preparación del cohete russoProton en el que el lunes se lanzará ExoMars 2016 desde Baikonur, em Kazajistán. ESA - Atephane Corvaja |
Europa está lista para su más
difícil todavía en el espacio: aterrizar en Marte con su propia nave no
tripulada. Un cohete Proton ruso despegará el lunes por la mañana desde
Baikonur, en Kazajistán, con la mayor misión espacial más allá de la órbita
terrestre que ha desarrollado nunca la Agencia Espacial Europea (ESA). Es la
primera parte del programa
ExoMars, cuyo objetivo es buscar vida en el planeta rojo, ya sea presente o
extinta.
Viajar a Marte y no morir en el
intento supone un enorme reto tecnológico, como demuestran un buen número de
misiones frustradas durante los últimos 50 años. Entre ellas estaba el
Beagle-2, un módulo de aterrizaje que lanzó la ESA en 2002 junto con la sonda
Mars Express. Si bien esta última fue un rotundo éxito, la
nave de aterrizaje nunca dio señales de vida. Hasta ahora, solo EE UU ha
conseguido enviar a Marte vehículos móviles de exploración y es, junto a la
extinta Unión Soviética, la única nación que ha logrado aterrizar con éxito en
este planeta. Su delgadísima atmósfera presenta un descomunal desafío para
cualquier sonda que intente frenarse lo suficiente como para evitar estrellarse
sin remedio.
La misión que se lanza el lunes
va a probar un módulo de aterrizaje totalmente nuevo, diseñado para entrar en
la atmósfera marciana a 21.000 kilómetros por segundo y frenar hasta unos 30
kilómetros por hora en tan solo seis minutos. El objetivo principal de este
vehículo es probar todas las tecnologías necesarias para aterrizar en el
planeta con éxito, para lo que se usarán primero un paracaídas, después un
escudo térmico y por último retropropulsores, todos de nuevo diseño.
“Es una misión única”, ha explicado Álvaro
Giménez, director de ciencia de la ESA, durante un encuentro con la prensa
celebrado hoy en el Centro Europeo de Astronomía Espacial de la ESA, en
Villanueva de la Cañada, cerca de Madrid. “ExoMars nos permitirá demostrar que
somos capaces de aterrizar en Marte”, ha resaltado.
UN ATERRIZAJE DIFÍCIL
El programa ExoMars tiene un coste
total de 1.300 millones de euros, lo que engloba las dos misiones de 2016 y
2018. La industria española ha sido responsable de en torno a un 7%. Siete
empresas españolas han contribuido componentes fundamentales de ambos vehículos
de Exomars 2016, incluido el escudo térmico que protege al vehículo y la
estructura deformable que absorberá el impacto del aterrizaje.
La nueva misión de la ESA,
realizada en colaboración con Rusia, despega el lunes a las 10:31 hora
peninsular española. En las tripas del cohete, además del módulo de aterrizaje,
viaja el satélite para el estudio de gases traza (TGO). Su objetivo es orbitar
Marte a una altura de unos 400 kilómetros. Uno de los mayores misterios del
planeta rojo es la presencia de pequeñas cantidades de metano en su atmósfera.
En la Tierra este gas es casi siempre señal inequívoca de vida y es posible que
también en Marte se deba a esa razón. Una de las principales misiones del TGO
será analizar la atmósfera marciana en busca de rastros de ese gas. Otro de los
instrumentos buscará depósitos de agua helada a hasta un metro bajo tierra.
El TGO será el mejor instrumento
enviado nunca para analizar los gases traza en la atmósfera marciana. Su
precisión “es varios órdenes de magnitud superior a la conseguida por cualquier
otra agencia espacial y va a suponer un antes y un después para la decisión de
si merece la pena enviar misiones tripuladas a Marte”, ha dicho Pedro Duque,
astronauta de la ESA, por videoconferencia.
La misión tardará siete meses en
llegar a Marte. Tres días después de haber alcanzado el planeta el TGO se
quedará en órbita sobre Marte mientras el módulo de aterrizaje se despegará y
comenzará su descenso.
“Es la primera vez” que una misión tiene esta
arquitectura doble; “desde que se lanzaron las sondas Viking en los años 70
[las primeras de EE UU que lograron aterrizar], no se suelen combinar porque
hace las misiones más complejas”, ha explicado Silvia Bayón, ingeniera de
sistemas del satélite ExoMars.
Uno de los objetivos de esta
misión es allanar el camino para la llegada del primer vehículo de exploración
marciana liderado por Europa, que se lanzará en 2018. ExoMars 2016 ayudará a
determinar dónde aterrizará el futuro rover marciano, a ser posible un lugar
con presencia de agua en el que las posibilidades de encontrar vida sean mayores.
El vehículo europeo será el primero capaz de perforar la superficie marciana
con un taladro hasta los dos metros de profundidad, algo importante pues muchos
expertos piensan que si en Marte hay vida, se trata de bacterias que
probablemente vivan en el subsuelo para protegerse de la radiación solar. La
decisión final sobre la zona de aterrizaje se tomará en 2017.
EL PAÍS - NUÑO DOMÍNGUEZ - 11 MAR 2016 - 10:55
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