segunda-feira, 9 de janeiro de 2012

Por qué Ahmadineyad no visitará Brasil

Irán busca oxígeno entre sus aliados de América Latina
El presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, que acaba de emprender una gira por varios países de América Latina (Venezuela, Nicaragua, Cuba y Ecuador), no visitará Brasil. Sin embargo, en los pasados Gobiernos del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva ambos mandatarios se encontraron primero en Brasilia y después en Teherán.

¿Qué ha cambiado desde que, en noviembre de 2009, el presidente de Irán aterrizara en Brasilia a pesar de las protestas de algunos sectores políticos y de varias asociaciones civiles, entre ellas la comunidad judía brasileña, herida porque Ahmadineyad niega el Holocausto? ¿Qué ha cambiado desde que Lula devolvió la visita al líder iraní y defendió que había que respetar las diferencias culturales, aunque algunas puedan parecer violaciones de los derechos humanos?

Ocurre que ahora al frente del Gobierno brasileño se encuentra la exguerrillera Dilma Rousseff que, a pesar de mantenerse fiel a su tutor y antecesor en muchos aspectos, ha cambiado las relaciones con Irán. Este año, Brasil ha reducido en un 73% el comercio con Teherán, debido tanto a las sanciones europeas y americanas como al deseo de Rousseff de mejorar las relaciones con Washington, adonde la mandataria viajará en breve.

Según algunos analistas, mientras que a Ahmadineyad le agradaba el pragmatismo de Lula, ahora le incomoda la intransigencia de la exguerrillera contra la violación de los derechos humanos. El presidente de la Asociación de Comercio Exterior de Brasil, José Augusto de Castro, ha declarado hoy al diario O Globo que la diferencia entre la presidenta y su antecesor en las relaciones con Irán “está clara”. “El expresidente es más político y Rousseff tiene los pies más en la tierra. La ideología es ideología y el comercio es comercio; en el comercio no puede haber ideologías”, ha asegurado Castro.

Al Gobierno de Irán tuvo que disgustarle que, el 5 de noviembre de 2010, antes de tomar posesión de su cargo, Rousseff afirmara en una entrevista al diario estadounidense Washington Post que, de haber sido ella presidenta cuando Brasil se abstuvo meses atrás en la ONU en una moción que cuestionaba la violación de los derechos humanos en Irán, “no lo hubiese permitido”. En la entrevista, Rousseff fue tajante contra la pena de muerte por lapidación a las que han sido condenadas mujeres como Sakineh Ashtiani. La presidenta brasileña afirmó entonces: “Como mujer no puedo aceptar esas prácticas de características medievales. No existen excusas. No haré concesiones a este respecto”.

Después de la entrevista al Washington Post, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, visitó Brasil y elogió encarecidamente a Rousseff. Y ahora la mandataria brasileña se prepara para devolverle la visita, indudablemente para apoyar la relección de su homólogo estadounidense.

Con estos precedentes, Ahmadineyad prefirió, lógicamente, no volver a aterrizar de nuevo en Brasil.

El País Rio de Janeiro

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