Las intervenciones de países occidentales y no occidentales en otros países cada día que pasa están más cuestionadas; ejemplos de esto son el goteo de muertos en Irak, hasta hace poco con tropas de ocupación extranjera y ahora sin ellas, o los ataques fallidos de la OTAN en Afganistán o Libia que han ocasionado un gran número de muertos. Solo recordar que en este último país sendos ataques de esta organización, supuestamente dirigidos contra objetivos militares, en un par de días han acabado con la vida de decenas de civiles, entre los que se encontraban varios niños.
Lo cierto es que frente a esto, los cambios hacia la democratización que se están dando en diversas partes del mundo vienen de la mano de gentes humildes, algunas veces a fuerza de manifestaciones, Movimiento 15-M u otras, a fuerza de sacrificios personales; así tenemos la muerte del joven saharaui, de 14 años, Elgarhi Mohamed, muerto a manos de la policía marroquí en la inmediaciones del campamento de Agdaym Izik, o el joven tunecino que tuvo que arder a lo bonzo como un antorcha para que se desencadenara la revuelta necesaria para poner al dictador Ben Ali en el banquillo de los acusados.
Podría nombrar muchos más, como Yemen, Siria, Egipto..., pero hoy me quedaré con los seis jóvenes saharauis a punto de morir tras más de 60 días en huelga de hambre, con la que quieren denunciar ante la Unión Europea el expolio que sufren las riquezas naturales del Sáhara Occidental por parte de Marruecos y donde desgraciadamente la Unión Europea, como en el triste caso del pepino español, tiene mucho que ver, pues, por ejemplo, sigue prorrogando un acuerdo pesquero que solo beneficia a Marruecos. Por lo que pienso que sería de desear que la UE de inmediato hiciera justicia en este asunto.
PATXI AZNAR BELLIDO
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